Neymar bromea y se ríe como un muchacho de 18 años, pero no siempre habla como si lo fuese. Y es comprensible, porque, aunque todavía está en el inicio de su carrera, el delantero del Santos ya se ha dado cuenta de los riesgos que comporta dejar cada respuesta únicamente en manos de su espontaneidad, y es consciente de las consecuencias que tiene todo cuanto dice.En tan solo unos meses, su mundo ha cambiado por completo. La condición de promesa que entusiasma en Brasil y en el exterior, con la que convive desde la infancia, es una cosa, y otra muy distinta es convertirse en el máximo goleador del club que ha encandilado a todo el país y conquistado dos títulos, la nueva gran esperanza de la selección brasileña para la Copa Mundial de la FIFA 2014, un jovencísimo futbolista por quien equipos como el Chelsea están dispuestos a desembolsar decenas de millones de euros, un ídolo que llama la atención como celebridad y no solo como deportista.
Su fútbol deslumbrante y los 43 goles anotados en 53 partidos le han traído la fama y el éxito, pero, inevitablemente, también una lista de polémicas, encabezada por la dimisión del entrenador Dorival Júnior, que se produjo tras un desencuentro con el atacante. Todo esto ha marcado el 2010 de Neymar. Un año que él mismo define como “inolvidable” y que trata de explicar un poco más en esta entrevista
Neymar, ¿considera que este ha sido un año decisivo para su carrera?
Creo que sí. Ha sido un año de muchas alegrías, en el que he dejado de ser el Neymar de la temporada pasada, que era promesa, sucesor, y se ha convertido en realidad.
Dentro del campo, ¿cuál ha sido la principal evolución que ha experimentado en 2010?
Pienso que se ha desarrollado todo: mi estilo de juego, la fuerza… He conseguido aumentar en 2010 lo que tenía en 2009, y eso se refleja incluso en el número de goles que he marcado, por ejemplo.
¿Y fuera de la cancha?
Este año he tenido varias experiencias que me han ayudado mucho: no solo dentro del campo, sino también fuera. Así que creo que ha sido un año extraordinario en mi vida, que no olvidaré nunca. He aprendido mucho y he conseguido convertirme en el Neymar que soy ahora.
¿Cuáles de esas experiencias le han ayudado más?
Mire, he tenido momentos difíciles, que siempre nos ayudan más que los momentos victoriosos. Incluso el episodio con Dorival, por ejemplo: fue una experiencia que acabó siendo muy buena, en la que yo aprendí mucho, y que espero que no se repita jamás.
¿Considera que después de aquello es usted una persona mejor?
Ah, no creo que sea una persona mejor… No creo que haya cambiado, sigo siendo el mismo, solo conseguí aprender más cosas. Eso hizo que ahora esté más preparado para afrontar no solo una situación así, sino todo en la vida.
¿Y ese periodo de dudas acerca de si aceptar o no la propuesta para jugar en el Chelsea?
También fue una experiencia buena para mí, haber dicho no a Europa y optar por quedarme en el Santos. No supuso una decisión fácil. Fue complicado. Resultó difícil decidirlo, pero no me arrepiento. Creo que tomé la decisión correcta, junto con mi familia, y estoy muy feliz con ella.
¿Cree que su decisión puede acabar sirviendo de ejemplo para otros jugadores jóvenes que se hallen en una situación parecida?
Pienso que sí. Tal vez pueda servir como ejemplo a los chicos, y empiecen a dar más valor al hecho de quedarse algún tiempo más en un club brasileño.
Ha mencionado su desarrollo físico este año. ¿Qué tipo de trabajo ha llevado a cabo?
Ya estábamos haciendo un trabajo de musculación desde hacía algún tiempo, en la academia, aquí en el Santos. Así que eso, con el tiempo, me ha ido dando más fuerza, más masa, y este año incluso he ganado peso en relación al anterior. Y es importante que hagamos ese trabajo con precaución, para no perder la velocidad, lo que no creo que suceda, porque también tengo un biotipo medio delgado.
Robinho, un futbolista de estilo parecido al suyo, era un ejemplo cuando usted estaba en las categorías inferiores y él en el primer equipo del Santos. ¿Ahora ya se puede decir que usted ejerce esa función de referencia para los canteranos?
(Risas) Es estupendo, ¿no? Mi papel se ha invertido: mi ídolo era Robinho, y ahora creo que ya soy yo un ídolo para los jugadores de las categorías inferiores. Me alegra mucho tener seguidores, que haya alguien que me trate como un ídolo, me siento muy halagado. Es algo que me llena de orgullo. Es un sueño que buscaba y que, gracias a Dios, he conquistado con mucho trabajo.
¿Pero sigue observando claramente potencial para crecer como jugador?
Claro, y más aún con la edad que tengo. Todos los días se aprende un poco más, como futbolista y como persona a la vez.
Y, sabiendo eso, ¿cómo recibe una declaración como la de Muricy Ramalho, un entrenador notoriamente exigente, que dice que usted es imposible de marcar, que es el mejor jugador de Brasil?
Dios mío, me deja… ni siquiera puedo expresar lo que siento al escuchar algo así de una persona como Muricy, por ejemplo, que es un gran técnico, ganador, y que ha trabajado con tantos grandes jugadores. No sé ni qué decir sobre eso. Es un sueño que buscaba, y me siento feliz al escuchar a gente como él decir todo eso de mí.
El Santos del primer semestre jugaba de una forma muy ofensiva, con usted, Robinho y André en punta. Y, para ello, usted colaboraba en los marcajes en el centro del campo cuando el equipo perdía en balón, algo poco común en un delantero joven. ¿Dónde aprendió la importancia de eso?
Bueno, lo que pasa es que aquella formación táctica lo exigía, y tanto a mí como a Robinho nos gustaba jugar ahí, y bajar al mediocampo y ayudar también a los defensores, igual que ahora en la Seleção. Defendíamos todos y, a la hora de atacar, como nuestro equipo era muy rápido, conseguíamos deshacernos de los adversarios y crear ocasiones de gol.
Usted ha formado parte de los planes de Mano Menezes en la selección absoluta, pero ahora le aguarda un reto con la sub-20, el Sudamericano Sub-20. ¿Cuál es la motivación de jugar un torneo de categorías de base para alguien que ya acumula tantos éxitos como profesional?
La motivación debe ser la misma, al fin y al cabo estamos hablando de la camiseta de la selección brasileña, así que no importa si es sub-15, sub-17 o sub-20: son los colores de la Seleção, y cuando uno los viste tiene que honrarlos y sentir orgullo patrio. Tengo muchísimas ganas de jugar con la sub-20.
¿Y que el torneo sirva de fase de clasificación para los Juegos Olímpicos es una razón más?
Claro, es otro factor. Me acuerdo de ver las Olimpiadas por televisión hasta hace poco, y ahora es fantástico tener la oportunidad de conducir a Brasil a un torneo olímpico. Sería maravilloso empezar el currículo con una medalla.
Este año se ha hablado mucho de Neymar en Brasil, y eso genera una presión grande. ¿No tiene la sensación de que a veces mucha gente, al juzgar su fútbol y sus reacciones, se olvida de que usted solo tiene 18 años?
No, no... No creo. Está siendo tranquilo. Lo estoy llevando bien, estoy llevando todo bien. A pesar de ser joven, ya estoy acostumbrado. Es el fútbol, no hay nada que hacer, va unido a la presión. Todo jugador tiene que hacerle frente, y conmigo no tendría por qué ser distinto. Consigo salir bien, sí.
Y 2010 estuvo marcado además por la candidatura de un gol suyo al Premio Puskás de la FIFA. ¿Cree que ese ha podido ser su tanto más bonito del año?
También está aquel contra el Naviraiense, pero pienso que, por la situación del partido, el gol contra el Santo André es el más bonito que he conseguido hacer este año, sí. Me alegra mucho estar participando. Y también aprovecho para agradecer que lo eligiesen, ¿no? Creo que está entre los más bonitos de todos los que he marcado
Tomado de FIFA.COM
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