miércoles, 23 de febrero de 2011

Se repite el caso Fabregas

Jon Miquel Toral Harper, jugador del cadete A del Barça, jugará la próxima temporada en el Arsenal. La salida de este prometedor centrocampista, que acaba de cumplir 16 años, se producirá por la misma rendija legal por la que Cesc Fàbregas abandonó el club hace 8 años: el cambio de residencia. Hay, sin embargo, una diferencia sustancial: el Barça conocía desde hace la voluntad de Toral de jugar en la Premier League –no en vano su madre es de nacionalidad inglesa– y, por tanto, descartó hacer un esfuerzo económico para retenerlo.

El Barcelona cobrará por la marcha de Toral 350.000 euros en concepto de derechos de formación. Interior zurdo de depurada técnica, físico imponente y gran recorrido.

El jugador que ya ha debutado ya con la selección española sub-16 tiene como representante a Pere Guardiola, hermano del entrenador del primer equipo azulgrana,

Àrsene Wenger lo vuelve a hacer

Àrsene Wenger, técnico del Arsenal, ha vuelto a 'pescar' en la cantera del Barcelona, esta vez aprovechando las ganas que tenía Jon Miquel Toral, centrocampista de 16 años del cadete A del Barcelona, de jugar en la Premier League. Al parecer, la madre del juvenil es de nacionalidad inglesa así que el jugador, tras cuatro temporadas en La Masia(cantera del Barcelona), no ha dudado en firmar un contrato que lo llevará el próximo verano a Inglaterra.

La noticia la adelantó RAC-1 el lunes y no ha parado de circular desde entonces, básicamente porque el caso se asemeja mucho a lo ocurrido hace ocho años con Cesc Fàbregas. El volante también abandonó el club en circunstancias similares, es decir, alegando un cambio de residencia para poder crecer en un club donde le prometieron un rápido protagonismo que no ha desaprovechado. No en vano, hoy es capitán de los Gunners, campeón del mundo con España, y uno de los jugadores más cotizados de toda Europa.

Hay que reconocer que Wenger es un tipo muy listo. Su capacidad para seducir a jóvenes de media Europa no tiene parangón. Aunque quede mejor decir que el técnico francés es el hombre elegante y que los jugadores a los que convence son unos desagradecidos para con el club que les ha formado.

No nos engañemos: aquí no hay pistolas en la nuca, ni conspiraciones subterráneas. Aquí, y sobre todo en ciertas edades, hay padres y madres, egos en proceso de evolución, rostros lampiños y sueños de juventud. Todo lo demás, son tonterias. Que Wenger se aproveche de esta situación y se fije en los mejores es lícito. Significa que tiene buen gusto. De la misma manera que los menores de edad (instigados o no por presiones familiares) tienen todo el derecho a continuar su formación donde les plazca.

Pero ojo. Una vez dado este paso, ambas partes deben tener en cuenta dos cosas: en el caso de Wenger, que la situación se puede invertir y que todos aquellos a los que 'sedujo' en su día puedan querer volver a casa. Y esto implica mantener la boca cerrada y evitar ofrecer discursos moralistas. En el caso de estos mismos jugadores -Cesc o en un futuro el joven Toral- deben saber lo contrario: que precisamente por haber decidido abandonar la casa tan pronto, nadie les debe un retorno con alfombra roja.

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