viernes, 27 de agosto de 2010

EL CLUB DE ZAMBRANO ES DE LOCOS

El equipo del peruano Carlos Zambrano es la locura. Su presidente es gay y entre sus hinchas abundan prostitutas, borrachos, anarquistas y punks
Todo es una locura. El FC Sankt Pauli tiene su sede en Hamburgo, pero parece un club extraído de las bíblicas ciudades de Sodoma y Gomorra. Decenas de homosexuales y prostitutas integran su fiel barra, que extasiada con el potente rock ‘duro’ de AC/DC, acompaña cada fin de semana a su equipo a donde le toque jugar.

A ellos se les une una legión de ‘punks’ con banderas con el símbolo de una calavera. Sí, el St. Pauli que contrató esta temporada al peruano Carlos Zambrano es un club ‘raro’.

Pero si hablamos de rarezas, no hay dudas de que su presidente rompe los esquemas. El controvertido Corny Littmann reconoce abiertamente su homosexualidad. “Mi club demuestra que se puede ser gay y viril”, asegura.

Littmann, ‘casado’ con un tenor tunecino y director de teatro, se hizo famoso cuando celebró el ascenso de los ‘piratas’ a mediados de año. Ahí armó una fiesta animada por rudos strippers, y con varios travestis y prostitutas como invitadas de honor. Ahí se le vio posando junto al portero Benedikt Pliquett, quien, semidesnudo, lucía una cabeza de puerco en la zona de los genitales.

Pero eso no es todo. El St. Pauli, según encuestas alemanas, es el club que cuenta con más simpatía de las mujeres. De hecho, el público femenino siempre apoya al equipo. Y entre ellas, destacan conocidas prostitutas de los barrios rojos. Todo es bizarro.

Gol de izquierda
Aunque la lujuria y pecado lo hacen ‘diferente’, el Sankt Pauli tiene sus puntos positivos. Cuentan en Europa que el primer club alemán que prohibió oficialmente la ideología de ‘derechas’ y todas las actividades nazis.

Además, sus hinchas izquierdistas se autoproclaman antirracistas, antifascistas y antisexistas. La ‘igualdad’ es lo suyo. “Nosotros, los pobres, estamos en contra de los clubes ricos, como el Bayern Munich. Somos como piratas peleando en una lucha desigual”, explica Sven Brux, el fornido jefe de la barra.

El Sankt Pauli no tendrá el mejor equipo de Alemania, pero sus hinchas igual arman su fiesta y viven orgullosos de ser ‘diferentes’.

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